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miércoles, 7 de enero de 2009

Un empleo

Obtener y conservar un buen empleo es una de los principales retos que tiene que enfrentar un profesional hoy en día. Unos dicen que es cuestión de preparación académica, otros que es cuestión de suerte, y hay quienes como yo que decimos que es cuestión de "estar pegao".


Es indudable que cada gobierno, dirigido por su respectivo partido político, tiene sus luces y sus sombras y si observamos los últimos 4 períodos gubernamentales (desde 1994 hasta la fecha) pudiésemos encontrar muchas similitudes. Por supuesto, cada uno con sus diferencias.


Hago la salvedad de 1994 porque fue la primera vez que voté y porque fue un hecho especial en nuestra historia, se redujo el período gubernamental a dos años, por un asunto politiquero que no viene al caso en este momento. Desde entonces, gobernó Leonel (1996-2000), Hipólito (2000-2004), Leonel (2004-2008) y se reelige Leonel.


Recuerdo que antes de votar por primera vez, ya había experimentado lo que era tener un empleo. Había trabajado en dos oportunidades antes de concluir el bachillerato, junio de 1989 y junio de 1990, ya para la época de las elecciones de 1994 tenía casi un año laborando.


Así transcurrió durante casi ocho largos años. Conservé mi empleo en el mismo lugar durante todo ese tiempo. Eso me permitió hacerme de un título profesional y de ampliar los conocimientos tomando diversos entrenamientos y diplomados.


Vivía relativamente cómodo, estaba soltero y el salario y uno que otro 'picoteo' me permitía darme ciertos gustos. Pero, como dicen por ahí "todo lo que sube, tarde o temprano se etralla" (perdonen la adaptación). Algunos chismecitos y envidias pudieron más y es cuando conozco lo que es estar desempleado, mayo del 2001.


En ese entonces ya tenía unos años viviendo por mi cuenta, o sea, que tenía que enfrentar yo solo mis responsabilidades. Gracias a Dios el desempleo duró poco, apenas dos meses y días. Entré a trabajar en una institución pública, descentralizada del Estado, julio del 2001.


A pesar de que tenía un salario un poco por encima del salario del empleo anterior, noté que los 'chelitos' no alcanzaban. Seguía llevando el mismo estilo de vida, comiendo lo mismo y haciendo lo mismo de siempre, entonces por qué esto me estaba pasando. En un momento les doy mis conclusiones al respecto.


Descubrí, casi de inmediato, lo que significa trabajar en una institución pública. Sinceramente le pido a Dios que siempre me allane el terrero para no tener que volver a trabajar en el sector público. Al cabo de dos años de estar laborando en este sitio, por cuestiones de índole político y coyuntural, saboreo nuevamente lo que es estar desempleado, en esta oportunidad no sería tan corto el transcurrir del tiempo, junio del 2003.


Tuvieron que pasar cuatro largos años de tormentoso desempleo, lógico, no fue que durante este tiempo me quedé de manos cruzadas, pude laborar el lugares informales y una que otra gente me tendió la mano. Pero la verdad es que tuve que convertirme en 'Tarzán de la Selva' y aprender a producir independientemente de tener un salario o no.


Creo que lo único bueno que saqué de esta amarga experiencia fue el no amilanarme ante las adversidades, sólo en estos momentos es que se sabe de qué es que uno está hecho.


Hoy en día tengo un empleo estable, con un salario cómodo que me permite, junto a mi esposa, ir construyendo un futuro.


Nótese, que a lo largo de este relato no he querido mencionar nombres de los lugares en donde estuve laborando en el pasado, y mucho menos no quise hacer juicios de valores sobre las diversas situaciones políticas que de una manera u otra me afectaron y afectaron al país.


Pero hay que ser justos y honestos, hay políticos que deberían quedarse en su campo haciendo las idioteces que hacen cuando llegan a la presidencia. No hace falta mencionar nombres, solo resta decirle a ese señor que no sueñe con volver, que muchos como yo no queremos más burros dirigiendo los destinos de nuestro país.